Discurso para líder de ultraderecha Opus 36 “Las flores”






Mirad las flores.

Mirad las flores os digo.

Mirad qué colores tan llamativos.

Miradlas qué putas apestando la primavera.

Miradlas detenidamente:

no son más que genitales expuestos.

Y la gente se las regala a su madre

y las pone sobre sus muertos

y en el manto de la Virgen.


Las flores son el postureo de la biología,

un insulto al estiércol que madruga,

al estiércol que sacrificó por la patria

todo su nitrógeno, fósforo y potasio

para que las instagramers de la botánica

adornen después balcones y jardines

sin importarles el hambre en el mundo.


Mirad sus nombres ridículos:

begonia como una maestra gorda

con un lunar peludo en la cara,

petunia como una mestiza bolivariana

luciendo su culo gordo en mallas de leopardo,

crisantemo como un chapero transformista,

o gladiolo como el delegado empollón de clase.


Si no paramos esta frivolidad ahora

más temprano que tarde las veremos

con piercings en el estigma,

conduciendo a nuestros hijos

al desenfreno sexual a través del aire.

¡Juzguemos al azahar por pederastia!


Nos urge volver a los viejos valores,

alejarnos de un futuro lleno de espinas

y alguien con madera de líder.

¡Más madera, más madera!

Necesitamos batutas para dirigir

al unísono de una vez por todas el ritmo del país,

vigas con las que apuntalar una España que se rompe,

mangos para las hachas con las que talar

la primavera sin ningún control que nos imponen,

palos y más palos con los que sembrar la razón

y llenar por fin de maderos las grandes alamedas.

(De "El cielo de las cajeras", Mankell 2023)