La partenaire



Sabes que no miento al decir
que el escapismo tuvo siempre
más de teatro que de circo
y a los dos nos sobran tablas,
así que deja de llorar.

En esta profesión innoble
las palabras pesan como cadenas
y las cadenas en nuestras manos
únicamente son ruido de cadenas.

Tan solo es perpetuo el movimiento,
y el único plan de futuro
—lo sabes bien— es el epitafio.
Nunca fui ilusionista.

Aún sigues siendo guapa
y conoces bien el oficio,
los eslabones rotos,
el viejo truco de desaparecer.
Sácale partido, amor,
antes de que el teatro
baje el telón
por fin de temporada.

Y ahora deséame toda la mierda
del mundo. Me hará falta.
La merezco.


Extraído de La ansiedad del escapista